Es una enfermedad en la que una parte del disco intervertebral (núcleo pulposo) se desplaza y comprime la raíz, desencadenando dolor intenso.
Tiene su incidencia máxima entre la cuarta y quinta década de la vida, los varones tiene tres veces más posibilidades de sufrir hernia discal que las mujeres, solo el 4-6% de las hernias discales producen sintomatología, se considera que el 1-3% de las personas que padecen hernia discal precisan de tratamiento quirúrgico.
La hernia discal afecta con mayor frecuencia a los segmentos bajos de la columna lumbar L5-S1 con más frecuencia que el L4-L5, a los tres meses del comienzo de los síntomas, alrededor del 90% de los pacientes mejoran sin necesidad de cirugía, la mayoría de las hernias discales sobre todo las contenidas, son reabsorbidas y disminuyen de tamaño con el tiempo.
Casi siempre está relacionada con un suceso desencadenante, cargar un peso, deporte etc.
El dolor en la extremidad afecta suele tener una distribución en el dermatoma correspondiente a la raíz o raíces afectadas. El dolor radicular puede estar asociado alteraciones motoras, (falta de fuerza) sensitivas hormigueos en miembro inferior y falta de sensibilidad y/o reflejas. El hallazgo más sensible y específico de la hernia discal corresponde a la presencia de ciática (dolor irradiado por miembro inferior).
Cuando el dolor es agudo, de repente y con gran virulencia en intensidad, son síntomas propios de la ruptura discal y provocada por la presión de la hernia sobre las raíces nerviosas.
El dolor se suele agudizar en ciertas posiciones como sentarse, estornudar, posición de pie firme etc.
Se realiza mediante la clínica y la resonancia magnética en la cual vemos los hallazgos correspondientes a dicha patología.
Se utilizan Aines, muy usados pero con resultados dispares en cuando a la eficacia en el dolor lumbar y la ciática, los relajantes musculares son efectivos aunque hay que utilizarlos con precaución los corticoides su uso debe de limitarse al dolor radicular intenso.
La fisioterapia es muy beneficiosa, en el tratamiento de las hernias discales.
Cuando fracasa el tratamiento médico y de fisioterapia se realiza el tratamiento quirúrgico, este no está indicado antes de las seis semanas del tratamiento de los síntomas, pero no debe de retrasarse más de 4-6 meses, en estos casos si la indicación es correcta y la técnica adecuada los resultados son muy satisfactorios.